Las experimentaciones con lo folclórico, una opción para los músicos jóvenes
La música tradicional no muere, sólo se enriquece: Celso Duarte
Expresa su interés en rescatar el vinuete guerrerense, un género casi perdido
La música tradicional mexicana no está muerta, sino que se enriquece con ritmos como los africanos, andinos y barrocos, toma nuevos bríos y conquista al público joven. Esa es la percepción y la meta de Celso Duarte, joven músico mexicano-paraguayo que con 34 años de vida aseguró que el realizar adaptaciones de lo tradicional a ritmos como el jazz “es un camino importante que los músicos jóvenes deben tomar”.
Entrevistado el domingo por la noche al terminar su participación en el festival La Nao, agregó, “en otros países se ha hecho con la música celta, en Africa con instrumentos más primitivos como tambores y kalimbas. En el momento que uno juega en buscar coincidencias con ritmos y darle importancia a la raza negra y buscarle más a la percusión, en vez de meter dos guitarras, por ejemplo, se obtiene un nuevo formato de la música mexicana”.
–En Guerrero, específicamente en la región de la Costa Chica hay una gran influencia de la llamada tercera raíz (la raza negra) y se ha hecho mucha investigación de la relación del son jarocho con el huasteco y el de la región de Tixtla ¿qué relación ubicas entre ellos?
–He escuchado chilenas y música de la costa en grabaciones de campo, que es como un tema de investigación. Las he escuchado en los bailes populares y también en arreglos con la Orquesta Filarmónica de Acapulco.
Nuestra intención es buscar un sonido urbano, no tanto sinfónico, sino que se pueda encender la radio y escuchar grupos con ese perfil; aunque eso es difícil sin apoyos: Lo primero sería eso, para generar proyectos. Una vez que pega uno, pegan todos. Cuando uno empieza a participar en festivales, también van a apoyar a otros grupos que tengan este tipo de propuesta.
–Algunos musicólogos todavía hablan de los funerales de la música verdaderamente tradicional, ¿con tu propuesta, toma nuevos bríos?
–La música no está muerta, de hecho la tradición siempre va en evolución y en los pueblos siempre hay un grupito de niños o jóvenes tocando lo que es su tradición. La música tradicional no se va a quedar en un museo: si le incorporamos nuevos sonidos y efectos puede llegar a niveles no imaginados.
La participación de Celso Duarte y su ensamble compuesto por cinco músicos más, entre ellos su hermano, cautivó al público acapulqueño, el cual pidió a gritos “otra, otra”, y fue complacido con la adaptación de El negro de la costa.
Con amplia experiencia en la interpretación del arpa jarocha, el charango, la guitarra, mandolinas y otros instrumentos, Duarte afirmó que en el trabajo que desarrolla al lado de músicos y cantantes como Lila Downs, percibe que a nivel mundial la propuesta de música tradicional mexicana sigue siendo el mariachi, “cuando cada estado de la república tiene su propia música, comida y gastronomía”.
Por ello instó a los grupos y entidades culturales a proyectar su trabajo fuera de las fronteras de México: “si pegas fuera ya te invitan, que es lo que nos pasa con Lila Downs y otros proyectos”.
La clave en el rescate y la evolución de las tradiciones musicales, aseveró Duarte, está en ir a la fuente primordial de las mismas: “el camino es ir a buscar la tradición a los lugares de origen, apoyar a los artesanos para que sigan haciendo sus instrumentos. El siguiente paso sería buscar un sonido sin que se pierda los elementos más importantes, no puedes dejar una fusión y desaparecer el sonido principal”.
Lamentó que en el caso de Guerrero se haya perdido el vinuete, que era una música que se interpretaba con el arpa amuzga. En ese sentido, adelantó Celso Duarte “me gustaría buscar a los arpistas que queden y encontrar grabaciones aunque sea del Instituto Nacional de Antroplogía e Historia y otras entidades para poder hacer grabaciones de este tipo de música y restaurarlas y abrirle la posibilidad a la gente de tener de nuevo sus instrumentos”.
En su producción más reciente Sur a Sur se incluye un versión de La petenera, cantada por Lila Downs, pero en la cual la música empieza con una interpretación cercana a lo barroco con chelo y violín, para fundirse luego en sonido de fandango y después desemboca en percusiones que van hacia la mezcla con el estilo de son huasteco. Al respecto Duarte aseguró que “se saca de onda la gente purista”, pero que los jóvenes “que es con quienes me interesa trabajar, me dicen 'oye, qué buena onda'”, por ello dijo, es que al ensamble se han acercado jazzistas, percusionistas y gente joven que puede experimentar.
